EL CALCETÍN ROJO, Autor: HACEMOSFOTOS

 Se pasó una hora buscando el calcetín rojo


Ya son las diez de la noche; me estoy poniendo nervioso de tanto buscar mis calcetines

rojos, regalo de Luisa, “mi anterior pareja”, la última Nochevieja.

-“¡Llegare tarde!”.

Los he buscado entre la colada limpia, que mi madre ha tenido la amabilidad de hacerme,

pero no he encontrado nada más que el del pie derecho; están marcados con letras L y R, para

identificarlos, lo que les confiere un plus de calidad, según me aseguró Luisa; me acerco a la

lavadora y escudriño en su interior, pero solo veo ropa sucia.

-“Madre, no veo el calcetín rojo del pie izquierdo, ¡el que tiene una letra L!”.

-”Pues ponte unos blancos y déjame en paz que estoy con la cena.

-“¡Pero necesito algo rojo para empezar con buen pie el año!”.

-“Entonces procura resolver el misterio de todas las lavadoras que se los comen”.

Vuelvo a intentar encontrar el calcetín dentro del electrodoméstico, meto los dedos entre

las gomas para asegurarme de que no se encuentra allí;

-“Eureka”, exclamo al ver aparece una prenda roja de entre sus fauces, la desenrollo; mi

gozo en un pozo, es un tanga que ya hace más de dos meses que no me ponía; solo lo utilizo

cuando tengo una cita, pero hasta ahora nunca me ha dado resultado lo más mínimo; de

hecho estoy en dique seco desde que Julia decidió pasar de mí debido a la dependencia a mi

madre; -“Madura”, fue la última palabra que me dijo.

-“El dilema lo tengo que resolver ya o no llegare a tiempo para el cotillón”, calcetines

blancos y tanga rojo o cenar con mi madre y tía.

Son las once y media y todavía estoy en la cola del local, la cual es enorme, -“Dudo que me

dé tiempo a entrar antes de las doce”; descubro a Julia con sus amigas en la cola que están a

punto de entrar; me escondo entre la multitud esperando que no me vea e intentare no

coincidir con ella entre la multitud a lo largo de la noche.

-“Hola José, cuánto tiempo sin verte”, me dice Julia al verme cuando me acerco a la barra a

por una consumición; noto que me escruta con su mirada para ver si me encuentro bien

después de tanto tiempo. Al dirigir su mirada a mis pies se echa a reír al percatarse de cómo mi

calcetín izquierdo se iluminaba de color azul con la luz de neón.

-“No pude encontrar el rojo que me regalaste y preferí ir a lo seguro, que fracasar otra vez

con el tanga”. Le confesé.

Julia me da un beso apasionado y agarrándome la mano me guía hacia los baños.

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